CÓMO EL ÁGUILA LO PERDIÓ TODO
Eduardo
Montalvo – edmont13@gmail.com – 305.417.0143
Un día, el cielo se oscureció y las nubes
ocultaron al sol y, de repente, una fuerte lluvia comenzó a caer. Llovió tan
fuerte que en poco tiempo el nivel del agua subió hasta las rodillas y todos
los animales se vieron precisados a buscar un refugio seguro en los terrenos
más altos.
Primero, las hormigas corrieron por sus
vidas. Buscando un lugar seco, llegaron al árbol grande y alto donde vivía la
majestuosa y poderosa águila con sus aguiluchos. Le pidieron permiso para
quedarse en el árbol debido a la tormentosa lluvia y el águila se los concedió.
Así que allí estaban el águila y las hormigas, esperando a que dejara de
llover.
Al día siguiente seguía lloviendo
torrencialmente lo que ocasionó que el mapache perdiera su hogar y éste se fue
al gran árbol en busca de refugio. El águila volvió a dejar que los menos
afortunados encontraran seguridad en su árbol grande y fuerte. Así que allí
estaban el águila, las hormigas y el mapache esperando en el árbol a que dejara
de llover.
Mientras tanto, las hormigas tuvieron hambre
y empezaron a comerse las hojas del árbol y el mapache se comió sus nueces.
Pero el águila no tuvo ningún problema con eso; para ella, la comida era
abundante porque el río estaba desbordado lo que trajo aún más peces a su
territorio.
Siguió lloviendo el tercer y entonces llegó
el venado pidiendo refugio, y el águila se lo concedió. Así que allí estaban el
águila, las hormigas, el mapache y el venado, esperando que dejara de llover.
Los días pasaban y seguía lloviendo y más
animales se acercaban al gran árbol en busca de ayuda. También, vinieron el
coyote, el lobo, el alce y el búfalo… Todos los animales del bosque estaban
colgados del gran árbol, todos esperando que cesara la lluvia. Pero la lluvia
no paró y la situación empeoró aún más. El árbol apenas soportaba el peso de
todos los animales, y el águila estaba en la copa del árbol.
Una vez que el águila comprendió su gran
error, ya era demasiado tarde. Las hormigas se habían comido a sus aguiluchos y
el lobo junto con el coyote la mataron a ella. Las raíces del gran árbol viejo
se pudrieron y éste se derrumbó por su peso, llevándose consigo a todos los
animales al fondo de las aguas turbulentas.
Estados Unidos de América ha sido un
anfitrión sumamente generoso. Personas de todo el mundo llaman hogar a esta
tierra, sin distinción de raza o credo. Nuestra nación ofrece refugio seguro a
las personas afectadas por la persecución política, la guerra y el hambre.
Nuestra gente han sido buenos vecinos, aceptando y tolerando a los recién
llegados durante muchos años. Pero ahora nos enfrentamos a los efectos
negativos de la inmigración descontrolada.
Millones de inmigrantes ilegales invaden nuestro
país, violando nuestro ineficiente sistema de leyes de inmigración, saturando
nuestros servicios públicos y causando problemas sociales muy serios.
Los americanos dan por sentado que su país
soportará este abuso creyendo que la prosperidad y la seguridad están
garantizadas para siempre, pero la realidad es muy diferente.
La seguridad de nuestra nación está en mayor peligro que nunca; el terrorismo está al acecho, esperando una oportunidad para atacarnos de nuevo y la ola incontrolada de inmigrantes que cruzan nuestras fronteras nos está sumiendo en el crimen. El águila tenía la obligación de cuidar sus aguiluchos y de su árbol. ¡esa ha debido ser su prioridad! Aprendamos de su desgracia y detengamos la inmigración ilegal. ¡América primero!